¿Puede una orden de protección requerir que la persona restringida asista a clases de manejo de la ira o terapia?
Sí, en Protección Orden Nueva Jersey puede requerir que la persona restringida (también conocida como el acusado o demandado) asista a clases de manejo de la ira o terapia como parte de las disposiciones de la orden. Esto a menudo se conoce como asesoramiento o tratamiento ordenado por el tribunal.
La inclusión de tal requisito queda a discreción del juez que preside el caso de la Protección Orden Nueva Jersey. Los jueces tienen la autoridad de imponer ciertas condiciones y directivas a la parte restringida, con el objetivo de abordar los problemas subyacentes que puedan haber contribuido al comportamiento abusivo o violento, así como promover la responsabilidad y la rehabilitación.
Las clases de manejo de la ira o la terapia pueden ordenarse además de las disposiciones estándar de la orden de protección, como prohibir que la persona restringida se contacte, acose o se acerque a la persona protegida (la demandante o víctima). El juez puede considerar que dicho asesoramiento es apropiado, especialmente en casos donde hay antecedentes de violencia doméstica, abuso emocional o problemas de ira.
La razón detrás del mandato de manejo de la ira o terapia es doble:
Promover la seguridad y la modificación del comportamiento: Al requerir que la persona restringida reciba orientación profesional y educación sobre el manejo de la ira y el desarrollo de mecanismos saludables para afrontar situaciones, el tribunal tiene como objetivo reducir la probabilidad de futuros incidentes violentos o abusivos. La meta es equipar al individuo con herramientas y estrategias para controlar mejor sus emociones y resolver conflictos de manera no violenta, mejorando así la seguridad de la persona protegida y de otros.
Abordar las causas fundamentales: La violencia doméstica y el abuso a menudo provienen de problemas psicológicos, emocionales o conductuales subyacentes. Al ordenar terapia o asesoramiento, el tribunal busca abordar estas causas fundamentales y brindar a la persona restringida la oportunidad de trabajar en sus desafíos personales, traumas o problemas de salud mental que puedan haber contribuido a sus acciones.
El tipo específico de asesoramiento o terapia ordenado puede variar dependiendo de las circunstancias del caso y la evaluación que el juez haga de las necesidades de la persona restringida. Puede incluir:
Clases de manejo de la ira: Programas educativos estructurados diseñados para enseñar técnicas para reconocer y controlar los desencadenantes de la ira, desarrollar habilidades de regulación emocional y practicar la resolución de conflictos no violenta.
Terapia o asesoramiento individual: Sesiones individuales con un terapeuta o consejero licenciado para abordar problemas psicológicos o emocionales subyacentes, como abuso de sustancias, traumas o condiciones de salud mental.
Programas de intervención para agresores: Programas especializados diseñados específicamente para personas que han participado en violencia doméstica, destinados a abordar las causas fundamentales del comportamiento abusivo y promover la responsabilidad y el cambio de comportamiento.
Clases para padres: Si la orden de protección involucra niños, la persona restringida puede ser requerida a asistir a clases enfocadas en estrategias positivas de crianza y dinámica de la relación entre padres e hijos.
Es importante tener en cuenta que el incumplimiento de los requisitos de asesoramiento o tratamiento ordenados por el tribunal puede resultar en consecuencias para la persona restringida, como ser considerada en desacato al tribunal o enfrentar sanciones o cargos adicionales.
La duración y frecuencia de las sesiones de asesoramiento o terapia requeridas generalmente se especifican en la orden de protección, y la persona restringida puede ser responsable de cubrir los costos asociados, a menos que califique para servicios designados por el tribunal en función de su situación financiera.
Si bien el asesoramiento o la terapia obligatoria por sí sola puede no ser una solución garantizada, tiene como objetivo trabajar en conjunto con las otras disposiciones de la orden de protección para promover la seguridad y el bienestar de la persona protegida, así como brindar una oportunidad a la persona restringida para abordar problemas subyacentes y facilitar cambios positivos de comportamiento.